Los chicos de la calle no verán Alegría.
Reír es todavía un lujo que ellos
no pueden permitirse.
Esta noche nuestro grito de júbilo
se convertirá en un llanto de rabia
por los millones de jóvenes corazones que
volverán a
helarse en los suburbios de
nuestra buena voluntad. Que Alegría
se convierta en un grito de unión de
todos aquellos que todavía tenemos voz.
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